jueves, 13 de agosto de 2009

Primer Hilo de Relatos

Espero ver buenos relatos. Se recuerda que quedan prohibidos los relatos eróticos o similares. Y, cuidado con las faltas de ortografía.

Añado el Relato Ganador del Concurso de Cuentos del Club Inklings Español.

La moneda y la Luna

Tanía Lopéz Parra.

Mi nombre en aquel entonces era Max, o al menos así me conocían. Antes de olvidarme de ese nombre muchos hechos transcurrieron en mi vida.
Un día decidí pasear por la playa espantado por el ruido que había en la casa. Los vecinos estaban siempre de obras. No había tarde que no molestaran.
Durante ese paseo pude ver entre la arena un papel. Como tenía mucha curiosidad empecé a desenterrarlo. Al tenerlo en mis manos pude contemplar que se trataba de una carta que decía: ‘’Pon una moneda frente a la luna llena y tu vida se llenará de riquezas‘’.
La escritura era clara y distinta a cualquiera que había leído. Aunque era imposible que algo de lo que decía fuera verdad, le daba un aspecto mágico y me gustaba, preferí guardarla antes que dejarla de nuevo tirada en la arena. Y finalmente me fui con el viento de la tarde y con la conciencia muy tranquila.
Por la noche, soñé cómo con una moneda el dinero caía del cielo, inundándome de riquezas y de buena suerte. Al despertar pensé, ¿Por qué no? ¿Por qué no puede ser verdad?
Miré por la ventana y vi la luna en lo alto de la torre. Estaba llena y su blancura iluminaba la noche. Me levanté de la cama y alzando una moneda al cielo, esperé y esperé a que algo ocurriera. Pero la noche la pasé en vela y lo único que pude escuchar eran los gritos de la casa de al lado.
Al cabo de un rato, un disparo resonó e hizo que me asomará rápidamente. En la calle dos sombras corrían hacia un coche. Una de ellas se paró en seco, miró hacia arriba y vio la presencia de alguien en la ventana. Me habían descubierto. Pero por suerte no sabían quien era.
Cuando la luz del sol penetró por mi ventana, escuché voces en el exterior. Dos policías parecían estar interrogando a la chica que vivía en la casa de al lado.
—¿Ha perdido algún familiar en la tragedia? —quiso saber.
—Uno. ¿Contaréis a los medios de comunicación lo ocurrido?
Aquella era una pregunta ilógica; ella sabía perfectamente que todo saldría en el periódico del pueblo. Su familia era de las más ricas desde hacía ya mucho tiempo.

Medio siglo atrás se contaba que en un gran palacio vivía el príncipe Shelley. El hombre deploraba mucho la ausencia de su hermano, y fue aumentando su dolor día tras día, hasta que acabó convirtiéndose en una obsesión. Él pensaba que su hermano se había escapado por su culpa. Creía que sus duras palabras habían acabado con la poca confianza que quedaba entre ellos.
Tenía los mejores lujos del país. Podía bañarse y perfumarse cuando quisiera, también le cortaban sus cabellos y le recortaban su barba, vestía con los mejores ropajes y era respetado por cuantos le rodeaban, comía deliciosos manjares y bebía de las mejores frutas exóticas. Lo más importante es que contaba con el apoyo de la princesa Leonor, que estaba profundamente enamorada de él, ya que se trataba de un chico apuesto e inteligente.
—¿Conoces a Marcos? —le preguntó un día una dama del palacio.
—Sí… Hace mucho tiempo viajé al extranjero y me encontré con él.
—¿Cómo está?
—Bien, pero se le ve un poco débil.
La mujer tuvo un gesto de desaliento.
—Era de imaginar. He escuchado rumores de que tu hermano está viviendo con él —se apresuró a comentar.
El príncipe se estremeció de solo pensarlo.
Como si le acabasen de decir algo extraño a la dama, lo agarró por el cuello y le susurro en el oído: —Tienes que hacerme un favor. Sal de aquí ahora mismo.
—¿A qué viene eso? —le preguntó muy confundido.
Antes de que pudiera comprobar que demonios pasaba, varios soldados entraron y los arrastraron contra la pared. Apenas podía saber que ocurría, le colocaron unas vendas para que no pudiera ver.
—Si quieres saber que ocurre, quédate quieto.
Incomprensiblemente para él, la voz de su secuestrador le sonaba. Permaneció inmóvil dejando que lo llevasen a donde quisieran.
—¿Quién eres?
—Llevo toda la vida a cargo tuya —le gritó—. ¿Ya sabes quién soy?
Después de un minuto de silencio absoluto, el príncipe pudo responder.
—Hermano…
Las manos que lo llevaban, se aflojaron.
—Exacto —murmuró calmado—. Eras lo único que yo tenía. Pero no sería para siempre, Shelley, ya no te necesito.
El príncipe fue mandado a un pueblucho. Para su suerte le habían dejado parte de la herencia de su padre. Shelley pasó el resto de su vida en aquel lugar. Allí conoció a una joven y se casó con ella. Años más tarde tuvieron hijos, que se enamoraron del lugar tan solo nacer. Cuando crecieron decidieron intentar que sus descendientes también vivieran allí. Y así hasta el día de hoy, el día del asesinato del hijo menor de la familia Malthón.

—Disculpe, señorita, pero el asesinato es información pública.
—Pero es que es mi familia… —trató de hacerle entender.
El policía la observó sorprendido, y sus ojos se posaron en la ventana de la casa de al lado.
—¿Estuvo ayer tu vecino durante el alboroto? —preguntó entonces el hombre.
Ella dudó durante unos segundos, consciente de que eso significaba tener una posibilidad de saber lo que ocurrió.
—No lo sé. Pero sería de una gran ayuda.
Me asusté. Si contaba algo, ellos sabrían que había sido yo. Uno de los asesinos me había visto espiar en la noche.
Bajé las escaleras. Pero me quedé paralizado. Quieto. De pie en la antesala de la salida a la calle. A unos pocos metros se encontraba la policía esperándome. Decidí arriesgarme. Atravesé la puerta con un gesto seguro.
—Buenas tardes. ¿Puede decirme que hacía usted a las doce de la noche de ayer?
—Dormir.
—¿Escuchó algún ruido? —el policía parecía haber ignorado su respuesta.
—Le repito que estaba dormido.
—Ellos no sabrán que ha sido usted. Aunque sino coopera, querido amigo, estará en un gran problema –le advirtió.
Cerré los ojos. No me quería fijar en los rasgos de su rostro. No podía fijarme en nada. Mi espíritu estaba débil, tanto en palabra como en pensamiento.
—Vi como dos hombres salían de la casa corriendo hacia un coche –confesé finalmente. —¿Podría reconocerlos si los viese de nuevo?
—No lo sé.
—Gracias por su participación. En breve, volveremos a interrogarle.
Ese día lo recordaría para el resto de mi vida.
Pronto llegó el verano. Habían pasado exactamente dos meses desde el asesinato. En este tiempo, conocí más a fondo a la hermana del fallecido. Elizabeth Malthón era una joven alta y delgada. Se decía que había estado enamorada de su hermano. Pero tan solo eran rumores no había nada confirmado.
Una tarde después de trabajar, salí del despacho acompañado por dos compañeros. Decidimos ir a comer a uno de los restaurantes que más fama tenía en la región. Se llamaba Regani Fashion. Era un italiano.
Cuando llegamos al lugar, mi amigo Steven, lo repasó de arriba abajo con la mirada y, levantando la cabeza dijo:
—Excelente restaurante. Aunque la camarera también me gusta.
Negué con la cabeza. Steven nunca cambiaría. La noche anterior la había pasado con una tal Yara, la otra con otra chica…, ni él mismo llevaba la cuenta de con cuantas había estado en una semana.
La camarera se acercó a nosotros. La cara de ella cambió al verme. Era la hija menor de los Malthon.
—¿Qué desean? –preguntó cortésmente.
—¿Por qué trabajas aquí? —se me escapó decirle. Su familia era millonaria. No entendía el por qué.
—Cosas familiares. ¿Qué quieren? —repitió.
—Trae tres de macarrones, por favor —le pidió amablemente Marcos, mi otro compañero de trabajo.
Después de aquel día viví en un sufrimiento. Cada día me paraba en la puerta de Regani Fashion para poder volver a verla. Pero nunca más volvió por allí. Tampoco me dijeron nada en su casa. Parecía haber desaparecido del mundo.
El amanecer del 22 de Marzo de 2009 mi corazón se detuvo. Elizabeth Malthon estaba parada en frente de mi casa. Tocó el timbre con mucha suavidad. Le abrí y la miré buscando una respuesta.
—Lo siento.
En lugar de pedirle una explicación o asentir, le solté una replica inesperada y con rabia.
—No, ya no quiero saber nada.
—Escúchame —rogó con los brazos cruzados—. Huí para descubrir quien era el asesino de mi hermano. Y lo he conseguido…
—¿Quién? ¿Quién fue?
—Mi familia tiene un pasado un tanto misterioso. Mi bisabuelo recibió un exilio por parte su propio hermano. Lo mandó a este pueblo como represión, le impidió escapar de aquí…
—Sería muy estúpido por mi parte pregunta el por qué del asesinato, me supongo que habrá sido por irse del pueblo durante un año —dijo volviéndose hacia dentro, invitando a entrar a la muchacha.
Hubo un momento de duda en el ambiente. No sabía yo bien que había ocurrido. Pero era la única forma de preguntarle indirectamente.
—Se llama Jane Malthon. Es mi prima. Desde que puso los ojos en los hombres por primera vez, la desgracia se alzó contra ella. Su segundo marido hizo que cometiera el asesinato. Cuando descubrió el pasado de nuestra familia llevo a cabo sus artimañas hasta el final…
—Tranquila…
—¿Sabes? No pido nada más que justicia y huir de todo el mal que parece no dejarme en paz —sus ojos estaban entristecidos, pero al mirarme, parecían haber adquirido otro tono—. Mi corazón sobrevive gracias a ti. El sufrimiento de todo lo que estoy pasando es tan grande que nadie puede imaginarlo.
Después de un par de años viví junto a ella en un pequeño piso de New York. Trabajé en un banco. Y allí me casé, tuve un hijo y viví feliz con ellos. La familia de mi esposa me terminó aceptando y acabaron por fin con sus ideales de no dejar a nadie salir del pueblo después de la muerte de su hermano.
Mientras paseaba por el puente de Brooklyn pude contemplar la luna. Una moneda en el suelo me recordó la culpable noche donde todo sucedió. Sino hubiese sido por el asesinato, nunca hubiera conocido a mi mujer, y ahora mi vida seria infeliz. Sé que es egoísta, pero es mi realidad, y hasta el día de mi muerte todo seguirá igual. Yo con mi familia y él en la tumba, ironías de la vida…

Presentación.

Estimados Amigos:

En este blog se expondrán relatos de diversas personas.
El modo de actuación será el siguiente:

1. En el siguiente hilo que voy a abrir se enviarán los relatos de forma continuada. No se podrán poner comentarios a los mismos en dicho hilo.

2.Los relatos pondrán "TÍTULO. AUTOR" y si es miembro, usuario o colaborador del Club Inklings Español eso lo podrán ver en la página web del Club Inklings Español(http://clubinklingsesp.webcindario.com/ListaCIE1.htm), en caso contrarió se pondrá un correo electrónico de contacto.

3.Los relatos sólo podrán tener un número máximo de 6000 palabras.

4. Posteriormente, iré abriendo hilos con los títulos de los relatos o se remarcará cada sección. En dichos hilos o secciones será donde se dejen los comentarios pertinentes a los relatos y los comentaristas los puntuarán del 1 a 9 en un determinado espacio para ver cuales apareceran en la revista en pdf.

Los 3 mejores relatos de cada trimestre serán publicados en la revista del Club Inklings Español.